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China
Cambodia
Tailandia
Myanmar
Mar de
Andamán
Golfo de
Tailandia
Laos
Vientián
Vietnam
Malasia
tenimiento a escuelas, tra-
bajamos en envío de víveres,
entre otras cosas, ya que aquí
las relaciones son primordia-
les.
El momento en que apren-
demos y entendemos la Pala-
bra a través del Espíritu Santo
en el lugar de la misión, es de
gran valor espiritual y la fuer-
za de la vida y de todo el mi-
nisterio. Sin embargo, un día
me di cuenta de que dejaba
pasar ese momento de oro
que da comienzo a cada día
con la Palabra, porque estaba
muy atareado y tenía muchas
cosas que hacer. El estar ocu-
pado no sólo no me permitía
concentrarme en Dios, sino
que además hizo que me de-
jara llevar por el pensamiento
y el camino del hombre.
No obstante, gracias a Dios,
el Señor me arrinconó en un
camino sin salida para que no tuviera a
qué aferrarme, y sólo buscara al Dios
Todopoderoso. Reflexioné en mi cora-
zón como misionero dominado por mi
voluntad, haciéndome notar que Jesu-
cristo, quien cargó la cruz por mí, se
había desvanecido en mí. Me sentí tan
avergonzado hasta el punto de no po-
der pararme ante Él debido a que me
sumergía en la soberbia por algunos de
mis frutos ministeriales. Había olvidado
que no soy yo quien sustenta a la raíz, si-
no que es la raíz quien me sustenta (Ro-
manos 11:18).
Me arrepentí de haber ignorado la jus-
ticia de Dios y de haber establecido la
mía (Romanos 10:3). Al reaccionar así
ante la Palabra de la vida, rápidamente
sentí cómo la semilla espiritual me res-
tauraba nuevamente ante las Escrituras.
¡Con qué otra cosa podría comparar la
alegría y la dulzura de la Palabra! No
se imaginan cuán agradecido estoy con
Dios de que me permita restaurar mi co-
razón en esta tierra estéril por medio de
la Palabra que el Espíritu me da. De no
haber sido por la Palabra, aún continua-
ría siendo un necio que corre ocupado
de un lado a otro sin dirección, buscando
procurar mi justicia, como los hombres.
Deseo que meditando la Palabra día y
noche (Josué 1:8) mi vida sea llena de
la voluntad de Dios y que el nombre de
Cristo me gobierne. Hoy también bus-
co el regocijo con el Evangelio, que es la
verdadera energía y poder, aunque eso
implique sacrificio, espero el día en que
el nombre de Dios sea glorificado en es-
tas tierras de Laos.