Página 11 - TCD_MAR2016-AVANCES

Versión de HTML Básico

TcD Vida Viva • 
13
Mientras corre para informarles a los discípulos, le surgen más y más preguntas.
¿Quién se habrá llevado el cuerpo de Jesús? ¿Habrán sido los soldados r­omanos?
¿Los fariseos? ¿Por qué lo habrán hecho? ¿Lo habrán arrojado al valle de Hinón
(Gehena) para que se lo coman los perros? ¿O se lo habrán llevado para exhibir-
lo en la plaza y humillarlo aún más?
Al encontrarse con Pedro y Juan, María Magdalena, agitada, les comunica lo que
vio y enseguida ambos corren hacia la tumba en medio de la noche. A pesar de
que ella también quiere ir, siente que se le estallará el corazón. Así que primero
decide recuperar el aliento y luego intentará alcanzarlos.
Al llegar, Pedro ingresa a la cueva y se encuentra con una luz débil, que de re-
pente se vuelve intensa. Primero revisa con cuidado los lienzos que se endure-
cieron por las especias aromáticas. Las vendas que cubrían a Jesús continuaban
sobre la roca como la carcasa de un gusano cuando éste lo abandona. Todo es-
taba intacto, salvo por Jesús que no estaba allí.
Sus cabezas están llenas de inquietudes y certezas. Pedro y Juan salen hacia la
oscuridad tambaleándose, faltos de sentido y dejando sola a María, quien entra
al sepulcro para verlo personalmente. En aquel momento, se presentan ant­e ella
dos ángeles. Uno en la cabecera y el otro sentado a los pies, como los que esta-
ban en el Arca del Pacto de Jehová dentro del tabernáculo; porque aquel lugar
es tan sagrado como el santuario.
Ella está postrada en el suelo como si hubiera perdido toda su fuerza.
Pero logra superar la frustración, sacando fuerzas de “algún lado”.
Obtiene su energía del “amor”.
El amor llevó a María a la cruz,
y ahora la lleva hacia la tumba de Jesús.