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los enemigos de Israel de generación a generación, y serán juzgados al fin
por el Dios de Judá.
Juicio a Edom (25:12-14)
Respecto a la nación de Edom, verán la desolación desde Temán hasta Dedán.
El juicio que sobrevendrá a los hijos de Esaú, está detallado en el libro del
profeta Abdías, que es contemporáneo a Ezequiel (Abdías 1:1-14). Su peca-
do más grande es ‘la soberbia’. Se han cruzado de brazos, viendo la destruc-
ción de Jacob, su hermano; y se han unido a sus destructores para saquear
Jerusalén. Edom será destruido por manos de los israelitas. Temán perte-
necía a Edom, y era un lugar santo, con presencia de Dios (Habacuc 3:3).
Juicio a Filistea (25:15-17)
Dios se vengará de Filistea por haberse gozado de la destrucción de Jerusalén.
Juicio a Tiro y a Sidón (cap. 26-28)
Las ciudades portuarias Tiro y Sidón fueron el centro de intercambio co-
mercial y, gracias a ello, experimentaba una gran prosperidad económica.
En el siglo VII a.C., hubo un gran enfrentamiento bélico entre Egipto y Ba-
bilonia luego de la caída de Asiria, y estas dos naciones formaron una coali-
ción militar (Jeremías 27:3). Cuando Sedequías, rey de Judá trata de unirse
a esta coalición, Jehová le advierte diciendo que el pueblo que no sirviere al
rey Nabucodonosor morirá a espada, de hambre y de pestilencia (Jeremías
27:13). Pese a esto, Sedequías ignora las palabras del profeta y traiciona al
rey de Babilonia (Jeremías 52:3). Como resultado de esto, el ejército babi-
lónico pone sitio a Jerusalén y esta cae en sus manos.
El profeta recibe la revelación sobre Tiro en el undécimo año, es decir, muy
cerca de la caída de Jerusalén luego de estar sitiada por dos años. Hiram rey
de Tiro había servido a Salomón, enviando madera de cedro y de ciprés por
vía marítima (1 Reyes 9:11). Es decir que Tiro debió haber conocido al Dios
de Israel. Con todo esto, el rey de Tiro se enaltece hasta tal punto por su pros-
peridad económica, que se considera un dios. Dios le había dado prudencia
y el cargo que tenía, mas él lo había utilizado para ejercer violencia y para
acumular riquezas. Es testigo de la caída de Jerusalén y se regocija pensando
que tendría el monopolio del intercambio comercial y de la administración
de las rutas comerciales del Mar Mediterráneo. Como pago de la soberbia
de Tiro, Dios les advierte que serán enterrados bajo las aguas del mar, gran-
des cantidades de agua. Por cuanto Sidón se había unido a Tiro para oponer-
se a Dios, también será juzgado. Por otro lado, Dios reunirá a Israel de su
dispersión, y hará que habiten seguros, para que conozcan que Él es Jehová.