Página 16 - AVANCES-TCDVVJUL2014

Versión de HTML Básico

21
un tío, y luego con el otro. Por tales motivos Herodes Antipas y Herodías
habían trasgredido la Ley (Levítico 18:16; 20:21). Cansada de escuchar las
reprensiones de Juan, ella usó a su hija, la que había tenido con Felipe, pa-
ra conseguir de Herodes el deseo que ella quería. La muchacha le pidió
a Herodes la cabeza de Juan. Si bien la Biblia no registra el nombre de la
muchacha, se sabe por medio de los registros históricos que la única hija
de Herodías se llamaba Salomé, quien más tarde contrajo matrimonio con
el rey Felipe, el Tetrarca.
“Quién dicen que soy” (8:27- cap. 9)
Además de las señales, Jesús demostró ser el Mesías cuando tomó el
cuerpo glorificado en el monte de la Transfiguración. Antes y después de
este glorioso acontecimiento, se anunció la muerte y la resurrección del Me-
sías (8:27-38; 9:30-32). Pedro, quien había confesado que Jesús era el Cris-
to, no entendía el padecimiento que debía sufrir su Maestro, por lo que
fue amonestado y tratado hasta de “Satanás” (8:33). Jesús tomó un cami-
no muy lejano a la gloria que los judíos estaban esperando para un mesías.
Incluso, los discípulos, que habían permanecido mucho tiempo con Je-
sús, discutieron entre sí para ver quién era el mayor de los discípulos del
glorioso Mesías. Sin embargo, el Señor cambió la definición de la palabra
“mayor” (9:33-37). Solamente los que fueran como niños, que no conocieran
la soberbia, entrarían al Reino de Cristo. A diferencia de lo que los discípu-
los imaginaron, Jesús anunció su muerte en la cruz. Además, el Maestro no
tenía ningún interés en aumentar su poder ni armar una organización se-
creta, por lo que les dice que si hay otros que comparten la Palabra, si no se
oponen, deberían ser considerados del mismo bando (9:38-40). Jesús pensa-
ba muy diferente a los discípulos, quienes creían que, si no se era de los “dis-
cípulos oficiales”, debía haber limitaciones en las actividades de los demás.
Hacia Jerusalén (cap. 10)
Jesús se dirigió hacia la región de Judea y al otro lado del Jordán. Su
objetivo era llegar a Jerusalén. Una gran multitud le siguió a todas partes.
Los fariseos trataron de tentarle con el tema del divorcio, y Jesús les res-
pondió que el hombre no podía separar lo que es unido por Dios (10:2-9).
Por otro lado, un hombre con muchos bienes le preguntó cómo heredar la
vida eterna. Ante la respuesta de Jesús, de vender todos los bienes y repar-
tirlos entre los pobres, se fue afligido. El Señor habló sobre el sufrimiento
y la persecución de los que vivirán por el Evangelio. Entre los discípulos,
había muchos que tenían puesto su interés en el beneficio que podían ob-
tener. Jesús les dijo a ellos que Él no había venido a ser servido, sino a ser-
vir y a dar su vida en rescate por muchos (10:45). Jericó se encontraba a 30
km de Jerusalén, y es allí en donde sanó al ciego Bartimeo.