Página 6 - AVANCES-TCDVVJUL2014

Versión de HTML Básico

11
místicos”; pero, ¿realmente estas expe-
riencias tan particulares son el llamado a
ser misioneros? ¿Se necesita este tipo de
llamamiento especial?
En el Antiguo Testamento se necesi-
taba sí o sí. No había ningún profeta que
no lo hubiera recibido, y no podía haber
rey o sacerdote sin un llamamiento. Só-
lo quienes habían sido llamados podían
realizar la obra de Dios. ¿Existe ese tipo
de llamamiento en el Nuevo Testamen-
to? La segunda parte de la Biblia afirma
que fuimos llamados:
Mas vosotros sois lina-
je escogido, real sacerdocio, nación santa, pue-
blo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable
... (1 Pedro 2:9). El cris-
tiano ha sido llamado, por eso no necesi-
ta un llamamiento nuevo ni uno especial;
de la misma manera en que no necesita-
mos ser llamados nuevamente a adorarlo.
Es por eso que no existe un llamamien-
to en particular para el misionero, y más
bien debemos ver cualquier experiencia
como “la guía de Dios” hacia el llamado.
Las misiones son el deber
de todo cristiano
Hay pastores que aseguran que sólo
fueron llamados a ser eso; pero, no a ser
misioneros. No obstante, es imposible se-
parar la tarea pastoral de la misionera,
pues es la “orden misma” que viene del
“Señor mismo”. Las misiones son el de-
ber de todo cristiano; no son una elec-
ción, sino una obligación; es la orden y
el deber que deben ejecutar todos los re-
dimidos.
El apóstol Pablo confiesa en Hechos
20:24:
Pero de ninguna cosa hago caso, ni es-
timo preciosa mi vida para mí mismo, con tal
que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio
que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio
del evangelio de la gracia de Dios
.
Muchos cristianos creen que no tie-
nen nada que ver con las misiones; pero,
no hay uno solo que pueda excluirse de
este ministerio, pues Dios llamó a cada
uno de nosotros como misioneros, y exi-
ge la participación de todos los suyos pa-
ra su plan de evangelización. Es por eso
que en Hechos 2:17 nos dice:
Y en los pos-
treros días, dice Dios, derramaré de mi Espí-
ritu sobre toda carne...
Muchos misioneros trabajan aunque
no hayan tenido experiencia mística al-
guna, porque tienen la seguridad de que
estas palabras:
Por tanto, id, y haced discí-
pulos a todas las naciones, bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las co-
sas que os he mandado...
(Mateo 28:19-20),
son un deber y un llamamiento del Señor.
El ministerio de las misiones
es la obra más grande que
podemos realizar junto a Dios
Todos pueden participar, y quien crea
que tiene un deber asignado por el Señor,
puede ser misionero. No es necesario un
llamamiento especial, ya que en Marcos
8:34 dice:
...Si alguno quiere venir en pos de
Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sí-
game
. El ministerio de las misiones es la
respuesta más fuerte al llamado del Se-
ñor, y es la reacción de quien compren-
de ese deber.
Pablo afirma en Romanos 11:13:
Por-
que a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo
soy apóstol a los gentiles, honro mi ministe-
rio...
Si bien la honra es algo que debe
darse sólo a Dios, Pablo utiliza esta pala-
bra para declarar que su vida ministerial
es el máximo privilegio. El ministerio de
las misiones es la obra máxima que pode-
mos hacer junto a Dios; es un privilegio y
la bendición más grande, de los que sólo
gozan aquellos que lo realizan.