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y varios perdieron sus vidas. To-
do se volvió un problema religioso.
Al ver esto medité sobre las ad-
vertencias en Isaías 19 para Egip-
to. La Biblia sostiene que todo fue
a causa de la mano alta de Jeho-
vá (v.16). También dice: “Levanta-
ré egipcios contra egipcios, y cada
uno peleará contra su hermano...
y reino contra reino” (v. 2).
Cierto día un amigo me contó
que un conocido suyo había viaja-
do a Etiopía por un problema con
el Nilo. El objetivo era llegar a un
acuerdo con el gobierno, pues la
reducción del 20% que había su-
frido el río traería una disminu-
ción de alimentos y agua potable
(v. 5-8).
Dios planifica para Egipto su
destrucción política (v. 4), econó-
mica (v. 10), psicológica (v. 3, 14)
y religiosa (v. 1). Por eso me arro-
dillo ante Dios todos los días, pues
Él me da esperanzas y me hace ver
que además de la destrucción, hay
restauración (v. 18-25). Al final,
esta nación se dará cuenta de que
todo es voluntad de Dios, se volve-
rá al Señor temblando y será res-
taurada cómo una nacion que le
adora.
Actualmente, tras la “Primave-
ra árabe” muchos sienten un va-
cío y se han vuelto al Señor pa-
ra sanar sus corazones. La mano
de Dios obra a través de su Igle-
sia y su pueblo. Así, en el versí-
culo 17, dice: “Y la tierra de Ju-
dá será de espanto a Egipto”. Así
que, viendo cómo Dios obra en Is-
rael (la tierra de Judá), el cual es
su pueblo, Egipto podrá conocer el
plan de Dios.
Dios puede hacerlo todo, pero
nos usa para ir logrando la com-
pleta restauración de Egipto, por
medio de la Iglesia y su gente en
esta Tierra. A pesar de que no sa-
bemos cuándo se cumplirá su pro-
mesa, anhelo el día en que Egipto
adore a Dios, aferrándose a la fe de
su Palabra, porque es el “Pueblo
bendito” de Jehová (v. 25).