Página 8 - AVANCESTcDVV-NOV2014

Versión de HTML Básico

de la Iglesia a nivel mundial: el mayor
desafío del mundo.
En Lucas 24:46-47, Jesús dijo que así
estaba escrito en el Antiguo Testamento:
“Y que se predicara en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados
en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén”.
En Juan 17:18 y 20:21 dijo que Su
mandamiento es una continuación de
Su propia misión en la tierra. Jesús era
el perfecto misionero multicultural. Pagó
por la redención y nosotros lo llevamos
al resto del mundo y sin nosotros no
lo tendrían. “Como tú me enviaste al
mundo, así yo los he enviado al mundo”,
“Como me envió el Padre, así también yo
os envío”.
Y en Hechos 1:8, Jesús le dijo a sus
discípulos que envió al Espíritu Santo
solo para que al recibirlo tengamos poder
para la misión. “Pero recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta lo último de la tierra”.
Nuestras vidas no tendrían sentido si
no estuvieran vinculadas a este desafío.
No todos los cristianos son misioneros,
pero todos están interesados en las
misiones. Todos están conectados y
desean permanecer conectados. Ningún
cristiano debe pasar meses sin pensar en
este deber.
El desafío y la grandeza
La misión mundial es más importante
que cualquier otro objetivo mundial.
Es muchomás importante que el desafío
de erradicar las enfermedades, debido a
que las consecuencias de nuestro fracaso
son peores que en cualquier otro caso.
Es mucho más amplio que el desafío de
alfabetizar a todas las personas de este
mundo porque tal objetivo está dentro
de la misión (ya que una de las metas
del discipulado es que lean la Biblia) y va
mucho más allá de creer lo que uno lee.
Es inmensamente más complicado
que poner fin a todas las guerras porque
hay hostilidades mayores y más crueles
contra la humanidad, que lo que puede
haber en una batalla armada.
Es más difícil que alimentar a todos los
desnutridos del mundo, ya que busca
lograr eso y además se extiende mucho
más allá que la hambruna que lleva a la
desnutrición y la muerte.
¿Por qué es el mayor desafío?
Porque lleva la mayor noticia del
mundo: podemos salvarnos del juicio de
Dios por medio de la fe en la muerte y la
resurrección de Cristo.
Porque lleva consigo la compleja tarea
de inculcar la fe cristiana en miles de
culturas diversas sin atenuar el mensaje
de la salvación.
Porque requerirá un sacrificio aún
mayor que cualquier otro desafío. No
sólo por su gran complejidad, sino por
la gran oposición que hay. Pero Jesús nos
lo advirtió: “[...] seréis odiados por todos
por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).
12