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Introducción bíblica
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fica holocaustos delante de Jehová, pero era tan numerosa la cantidad de
sacrificios, que el altar de bronce parece pequeño. La bendición y la gra-
cia de Dios sobreabundan en cada uno de ellos. El pueblo también ben-
dice al rey, y al octavo día vuelven a sus casas con gozo.
La promesa de Dios y las obras de Salomón (9:1-28)
La respuesta de Jehová (9:1-9)
Salomón se encuentra nuevamente con Dios. Él promete poner Su nom-
bre en el Templo para siempre, y en él estarán Sus ojos y Su corazón to-
dos los días (v. 3). También añade una advertencia. Si los hijos de Israel
no cumplen con los mandamientos de Jehová y van tras dioses ajenos, se-
rá destruido el Templo que Él ha santificado (vv. 6-9).
Obra de construcción de Salomón (9:10-28)
Se demoran veinte años en construir el Templo y el palacio. Además, Sa-
lomón construyó Milo, el muro de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer (v.
15). Con tantas obras públicas, cualquier otra nación hubiera tenido pro-
blemas financieros. Cuando le toca pagar a Hiram, el rey de Tiro, por los
materiales de construcción y mano de obra calificada, Salomón se porta
tacaño, causando disgusto en Hiram. Por otro lado, los hijos de Canaán
habían trabajado como esclavos en la obra. Salomón había nombrado a
los hijos de Israel como los encargados de la obra.
La reina de Sabá y la sabiduría de Salomón (10:1-29)
Existen varias teorías respecto a Sabá. Algunos sostienen que se trata
de Etiopía; otros dicen que puede ser Yemen, un país comercial, ubica-
do en la parte sureste de Arabia, con muchas riquezas. Pero la corriente
más dominante es aquella que dice que la reina de Sabá era la reina de
Egipto. Hasta hoy en día, los judíos radicados en Etiopía, que ocupan el
El plano del templo de Salomón
Atrio exterior
Atrio exterior
Altar
Basas
Basas
Jaquin
Boaz
Mar
Atrio interior
Escalera
Escalera
Escalera
Habitación
Habitación
Lugar
santísimo
Arca
del
pacto
Lugar santo Panes de
proposición
Candelero
Incensario