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era tiempo de higos, Jesús se había acercado a la higuera esperando
encontrar algún indicio de frutos; pero, esta no tenía ni flores. En
tales condiciones, el árbol no daría frutos a su tiempo.
Entre la introducción y la conclusión de esta parábola, se encuen-
tra la purificación del templo. Israel tenía la bendición de tener un
lugar de adoración, la Ley, y además era el pueblo de Dios. Sin em-
bargo, aun con muchas hojas, no estaba preparado para dar frutos;
y nunca los daría.
En el templo era posible encontrar a muchos que no entendían
que había un juicio inminente sobre ellos. El único interés de los su-
mos sacerdotes, los escribas y los ancianos era saber de dónde pro-
venía la autoridad de Jesús; los fariseos y los herodianos, buscaban
que Jesús se enfrentara a la autoridad de César; y los saduceos dis-
cutían sobre la resurrección. El Señor no se dejó sorprender por na-
die gracias a su ilimitada sabiduría; y enseñó el primer y más grande
mandamiento: amar a Dios y al prójimo (además de criticar la hipo-
cresía de los escribas).
La ofrenda de la viuda (12:41-44)
Jesús pone su atención en las cosas internas, y esto queda demos-
trado cuando Él observaba cómo los ricos ofrendaban grandes canti-
dades y se jactaban de tener más fe que otros. Sin embargo, todo esto
contrastó con la viuda pobre que entregó a Dios todo lo que tenía. La
fe no consiste en ir al templo cada día festivo y días de reposo; los ri-
cos serán reemplazados por aquellos que anhelan a Dios de corazón.
Enseñanzas sobre la escatología (Cap. 13)
El capítulo 13 de este libro es conocido también como un “peque-
ño apocalipsis”, ya que contiene mucha información sobre el tiempo
y las señales escatológicas. Jesús profetizó la destrucción del tem-
plo, de tal forma que no quedaría piedra sobre piedra. Cuando la
gente fuera engañada, y se desataran alborotos, terremotos y ham-
bruna, sería principio de dolores. Los discípulos del Señor serían
entregados a los concilios, perseguidos, y tendrían que dar testimo-
nio delante de las autoridades; el Espíritu Santo hablaría por ellos.
Cuando sucedieran todas estas cosas, es porque el Hijo del Hombre
estaría cerca, por tanto, habría velar y esperar hasta el fin. Entonces,
el Hijo del Hombre volverá sobre una nube, con gran gloria y poder.