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I n t r o d u c c i ó n b í b l i c a
18
La Pasión de Jesús (Caps. 14-15)
El padre de Alejandro y de Rufo (15:16-21)
Era costumbre de la época que todo aquel sentenciado a la cru-
cifixión llevara su cruz, la cual pesaba, aproximadamente, entre 14
y 18 kg; demasiado peso como para que Jesús, quien ya había sido
torturado, la pudiera llevar. Los soldados romanos obligaron a uno
que pasaba por allí a tomar el madero; su nombre era Simón de Ci-
rene. Dicha ciudad se encontraba en Libia, al Sur de África, y como
es posible que este hombre fuera un judío fiel, es probable que hu-
biera venido a Jerusalén a pasar la Pascua.
Mateo y Lucas también registran que Simón de Cirene cargó
con la cruz; pero, Marcos es el único libro que añade algo más: era
padre de Alejandro y de Rufo. Se cree que estas dos personas eran
conocidas en la época de la Iglesia Primitiva o quizás cumplían un
Acontecimientos
Lugares
Contenido
La mujer derrama
el alabastro
de perfume
(14:3-9)
Casa de Simón, el
leproso, en Betania
Una mujer quebró el vaso de alabastro de perfume de mucho precio y lo derramó
sobre la cabeza de Jesús, ungiendo el cuerpo del Maestro para su sepultura.
La última cena
(14:10-26)
Ciudad de Jerusalén,
el aposento alto
Judas acordó en entregar a Jesús por unas monedas de plata, y luego,
comió la Pascua junto a su Maestro y los demás discípulos.
La última oración
(14:27-42)
Getsemaní, monte
de los Olivos
Jesús anunció que Pedro le negaría tres veces. Luego de exhortar
a sus discípulos para que oraran, Él también ora a Dios Padre.
El arresto y el
interrogatorio
(14:43-72)
Patio de la casa del
sumo sacerdote
Arrestado por el grupo de hombres que son traídos por Judas en
Getsemaní, Jesús es interrogado durante toda la noche en el concilio,
delante de los sumos sacerdotes, los cuales buscan un falso testimonio.
La sentencia
a muerte
(15:1-32)
Casa del gobernador
romano
Pilato no logró hallar ningún pecado en Jesús; pero, para agradar
a la multitud, soltó a Barrabás y crucificó al Señor.
La muerte de Jesús
(15:33-47)
Gólgota
Jesús clamó a gran voz y expiró; en ese momento, el
velo del templo se rasgó de arriba abajo.