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inclinar su corazón en la codicia del mundo. Pablo enfatiza la impor-
tancia de la determinación y la templanza. La avaricia es tan grave
como la idolatría. El haber renunciado a un determinado pecado, no
implica santidad completa en nosotros. Debemos desechar también
la malicia, las mentiras y la deshonestidad; y enfocarnos en edificar
el cuerpo de Cristo. Todos tenemos la oportunidad de renacer co-
mo un hombre nuevo. El hecho de ser judíos o griegos, no significa-
rá un trato diferencial de Dios. Aquí el pasaje bíblico usa el término
‘bárbaro’ que hace referencia a todos los que no son griegos. Ellos
consideraban como ignorantes y bárbaros a todos los que no per-
tenecían a la cultura helenística. Los escitas eran conocidos por su
crueldad. Pero Pablo enseña que todos somos iguales en Cristo Jesús.
Para edificar el cuerpo de Cristo, debemos vestirnos de misericor-
dia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia y
de gratitud para alabar a Dios. Cuanto más comprendemos sobre Je-
sús, más podemos parecernos a Él y agradecer a Dios.
Deberes sociales (3:18-4:6)
Hay ciertos deberes sociales de la nueva vida que rigen para el es-
poso, la esposa, los hijos, los amos y los siervos. Efesios capítulos 5
al 6 trata sobre esto con más detalles. Pablo exhorta a hablar con
gracia, sazonada con sal a los incrédulos (4:6). La sal cumple otra
función, que es evitar la putrefacción. Los cristianos tenemos que
cumplir fielmente el rol de salvar a las almas. Es posible que Pablo
haya querido decir también que los cristianos deben evitar ser abu-
rridos en su hablar.
Saludos finales (4:7-18)
Pablo menciona a sus discípulos principales. Tíquico es nacido de
Asia, y es probable que su ciudad natal sea Éfeso. Él acompañó a Pa-
blo en su tercer viaje (Hch. 20:4). Aristarco es judío, nacido en Gre-
cia. Cuando la ciudad de Éfeso se llenó de confusión, estuvo con
Pablo (Hch. 19:29). Marcos era familiar de Bernabé, que por orden
de la Iglesia de Antioquía, acompañó a Pablo y a Bernabé en su pri-
mer viaje misionero, pero por alguna razón, los dejó y volvió antes
que ellos. Es por ello que Pablo y Bernabé realizan el segundo viaje
misionero cada uno por su lado. Por un tiempo no fue considerado
por Pablo en sus viajes (Hch. 15:37-39), pero al final, fue reconocido
como un ministro necesario para la obra de Dios (2 Ti. 4:11). En la
lista se encuentran también Lucas, el médico, y Demas, quien tiem-
po más tarde, abandonaría a Pablo (2 Ti. 4:10-11). Onésimo, quien
había pertenecido a la Iglesia de los colosenses, llevaría esta carta
junto con la epístola dirigida a Filemón.