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cree en Él, a quien le da esa visión. Dios desea utilizar
a esas personas para desplegar Su Reino en esta tierra,
y estos visionarios serán los protagonistas de la historia.
Al final existen dos tipos de vida: la de quienes viven con
una visión y la de quienes sólo existen. Hay quienes tienen
como objetivo de vida vivir muchos años. ¿Pero cuál es
la gracia de vivir mucho tiempo? Jesús, quien es el ejem-
plo a seguir y el fin último de los cristianos, no vivió mu-
chos años. No obstante, ¿quién puede decir que Su vida
fue un fracaso? Lo que más sentido y valor le dio a su vi-
da fue la visión de la salvación de la humanidad. Jesús
nos aseguró: “[...] si el grano de trigo que cae en la tierra
no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto”,
(Juan 12:24), y a pesar de todo eligió la muerte en la cruz
por el fruto que ésta traería.
Elegir la muerte en la cruz fue elegir la visión. La muerte
de Jesús no es un fracaso. ¿O acaso no son miles y miles
los cristianos que dan testimonio de su logro por haber si-
do salvados por la muerte de Jesús? El apóstol Juan profe-
tiza sobre una gran celebración que tendrá lugar en algún
momento de la historia, en donde los fieles proclamare-
mos el triunfo de Jesús (Apocalipsis 7:9-10). ¿No desea
soñar con que será una persona con visión para poder
participar de aquél festejo? ¿Cuál es su elección: la vi-
sión o la existencia?
Al final existen dos tipos de vida:
la de quienes viven con una visión y la de quienes sólo existen.
Dios se alegra de quienes sueñan Su sueño
y considera justo a todo aquel que cree en Él, a quien les da esa visión,
y consuma Su Reino por medio de ellos.
Autor/ Lee Dong Won
Pastor emérito de Global Mission Church Korea, presidente de G.M.N y KOSTA
Fotografías/ Equipo fotográfico de Duranno y Shutterstock
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