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Una hermosa elección (1) del pastor Lee Dong Won
la visión”. De la ora-
ción nace la visión.
Ésta no es igual que
la ambición porque
la ambición humana
nace exclus ivamen-
te de nuestros cora-
zones. Sin embargo,
la visión bíblica nace
de nuestra oración. Si
bien Moisés no soñó
ni planificó el éxodo,
cuando se arrodi l ló
para orar, Dios hizo
que escuchara el sollozo de su pueblo que sufría en Egip-
to, entonces tuvo la visión del éxodo. Nehemías tampo-
co tenía el sueño ni el proyecto de regresar. No obstante,
al escuchar las noticias sobre la destrucción de Jerusalén,
comienza a orar en ayuno cuando Dios le da la visión de
restaurar el muro.
¿Acaso está viviendo con la ambición humana? Enton-
ces siga su impulso, pero ¿Desea esa vida grandiosa que
el Creador preparó para usted? Si es así, inclínese y pi-
da que lo guíe. Si quiere construir un futuro mediocre,
ore mediocremente. Por el contrario, si quiere recibir
una visión bíblica en específico, sea específico al mo-
mento de orar. Pregunte: “¿Dios, qué tengo que hacer?
¿Qué me darás?”.
Crea en la promesa de Dios
Por más que tengamos una visión, sino creemos que nos
fue dada por Dios, será un simple sueño. La “fe” es el
primer paso para concebir una visión. ¿Cómo reaccionó
Abram cuando Dios le
dijo que le daría tan-
tos descendientes co-
mo las estrellas de los
cielos? “Abram creyó a
Jehová y le fue conta-
do por justicia” (v. 6).
Y Dios vio que su fe
era buena y lo consi-
deró justo. Dios se ale-
gra de quienes sueñan
Su sueño y considera
justo a todo aquel que