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Introducción bíblica
con David, para dar a conocer esto que está ocurriendo. Delante del pro-
feta, David afirma su juramento de levantar a Salomón como su sucesor.
Al escuchar sobre la ascensión de Salomón al trono, Adonías siente temor
por su vida. Así que entra al tabernáculo y se aferra a los cuernos del al-
tar. Sin embargo, el altar puede constituirse en refugio solamente en caso
de haber dado muerte a alguien involuntariamente (Éx. 21:12-14). Pero
de todas maneras, Salomón perdona la vida de Adonías.
El testamento de David (2:1-11)
El testamento de David tiene un carácter espiritual y, al mismo tiempo, po-
lítico. Le da instrucciones espirituales a Salomón de guardar los preceptos
de Jehová que están registrados en la Ley mosaica; además de las políticas
de no dejar con vida a ciertas personas. El primero al cual no le debe per-
donar su vida, es a Joab. Siendo el sobrino de David, en varias ocasiones
ha ignorado las palabras del rey matando a personas inocentes. El segun-
do, es a Simei, aquél que le insultó en Mahanaim. La Ley prohíbe malde-
cir al líder (Éx. 22:28). Su testamento refleja los conflictos que persistían
en esa época. David fue rey a los 30 años de edad, y reinó durante cuaren-
ta años y fue sepultado en Jerusalén.
Joab, un estratega astuto
Como comandante del ejército de David, contribuyó grandemente en el
establecimiento de la dinastía davídica (2 S. 20:23). Fue un gran estratega
que venció a las naciones vecinas, como los jebuseos, edomitas, amonitas,
y los aramitas (2 S. 10:9-14); puso fin a la sublevación de Seba (2 S. 20:1-
22); y fue mediador y reconciliador entre David y Absalón (2 S. 14:1-23).
Su fidelidad a David fue a tal punto que no dudó en obedecer cuando el
rey mandó a matar a Urías, un gran soldado (2 S. 11:14-17).
En cuanto a su relación de parentesco con el rey, Joab es su sobrino, ya que
es hijo de Sarvia, media hermana de David. Los hermanos de Joab son
Abisai y Asael (2 S. 2:18). Toma venganza de Abner, por haber matado a su
hermano menor, Asael, en contra de la voluntad de David (2 S. 3:27); ade-
más de quitarle la vida a Amasa, a quien David había nombrado coman-
dante del ejército para oprimir la rebelión de Seba (2 S. 20:7-10). Si bien
Joab trataba de justificar el asesinato de Amasa, acusándole de traidor, en
realidad lo que quería era eliminar su contrincante a fin de quedarse con
su cargo. Al ver a David ya anciano y enfermo, se une a la usurpación de
Adonías (1 R. 1:7; 2:28), con el afán de obtener mayor poder político. Pe-
ro justamente estas cosas lo apartan de la dinastía davídica para siempre.
En resumen, Joab fue un comandante muy capaz, astuto y decisivo, pe-
ro al mismo tiempo, fue también oportunista, lleno de rencor y deseos de
vengarse.