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secundaria “Tú sólo concéntrate en estudiar un año más, porque a la
Iglesia podrás ir sólo cuando logres ingresar a la universidad”, le está
enseñando que el progreso es más importante. ¿Quién es su verdade-
ro Dios? La Biblia nos dice claramente: “escogeos hoy a quién sirváis”
(v. 15). ¿Pueden responder como el pueblo de Israel “Nunca tal acon-
tezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses” (v. 16)?
Servidlo con integridad y verdad
El psicólogo cristiano James Balswick, clasifica a la familia en tres di-
ferentes categorías según la “autoridad”. Así, la primera es la típica fa-
milia tradicional donde la autoridad se encuentra centrada en el padre.
Si bien en esta familia patriarcal hay una disciplina estricta, no hay li-
bertad. Y como deben obedecer incondicionalmente la palabra del jefe,
las opiniones de los demás miembros son ignoradas y surge una opre-
sión centrada en la ley. La segunda clase es una familia moderna don-
de no existe la autoridad. Cada uno está ocupado viviendo una vida
centrada en sí mismo y sufren constantes enfrentamientos. La tercera
es aquella familia bíblica que pone su autoridad en Dios, lo obedecen
y son gobernados por Él. Aquí todos sirven a Dios y siguen Su Palabra.
Se aman, se respetan y se sirven mutuamente como nos enseña la Bi-
blia. Para lograr esto necesitamos la determinación de aceptar a Dios
como el Amo de nuestras familias y debemos seguirlo y confiar com-
pletamente en Él.
La autenticidad de la fe es lo que define cómo serviremos a nuestro ob-
jeto de la fe. Aquella fe imperceptible debe hacerse notar por medio
de una servidumbre que se vea. Por eso, Josué no sólo termina dicien-
do “Servidlo con integridad y verdad” (v. 14), sino que además intenta
transmitirnos que sirvamos con inocencia, sin ninguna intención impu-
ra. O sea, que lo hagamos inmutablemente, sin errores y sin defectos.
Ante el desafío de Josué, el pueblo de Israel confiesa que Dios fue quien
los salvó, quien los guió y quien los llevó al triunfo, y responden: “No-
sotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios”
(v. 18). Aquí, “nosotros” se refiere a la comunidad de Israel, pero espe-
cialmente a la “familia”.
Así, en una familia que destierra a los ídolos y adora a Dios con inte-
gridad y verdad, habrá una felicidad genuina que no puede venir de
este mundo. En este mes, les pregunto ¿qué cree que deberíamos esco-
ger para ser una familia realmente feliz?
Fotografías: Equipo de fotografías de Duranno, shutterstock
Pastor Lee Dong-won
 Es el pastor emérito de la iglesia Global Mission Church de Corea,
y se dedica a restaurar a los pueblos y a transformar el mundo desde su puesto como líder de Global
Ministry Network y director de KOSTA. Además escribió gran cantidad de libros como “El primer
Evangelio que debemos volver a escuchar” y “El GPS de mi alma”, entre otros.