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en los buenos tiempos; reflexionamos en los tiempos malos. Mientras
vivamos la vanidad de los tiempos, no hay nada que nos garantice
días mejores. Así que recordemos que nadie es perfecto, y seamos un
poco más generosos con nosotros mismos. Todos albergamos el mal
en el corazón y al final, morimos. El corazón del hombre está lleno
de maldad; el pecador se jacta de sus pecados. Pero debemos creer
que todo está en las manos de Dios y esperemos en Él.
Mejor es la sabiduría que el poder (9:13-10:20)
La sabiduría es el arma más poderosa. Mejor es el sabio pobre que
el necio con poder. Como la necedad es sumamente contagiosa, es
un peligro que las autoridades tengan faltas. Las muchas palabras y
el trabajo de los necios causan fatiga.
Temed a Dios (11:1-12:14)
Si compartimos con otros con un corazón íntegro y puro, seremos
recompensados. Pero no siempre es así. Las cosas que irán a acon-
tecernos, también son vanidad. En los días de la vejez, reflexiona-
mos sobre la vida y entendemos que no hay un tiempo más valioso
como en los días de la juventud. Es por ello que antes de llegar al
fin de la vida y arrepentirnos, debemos recordar al Creador. Ni los
pensamientos ni el libro del Predicador son significativos. El escri-
bir muchos libros y estudiar la ciencia, es fatiga de la carne. Por tan-
to, debemos temer a Dios y guardar sus mandamientos. Esto es el
todo del hombre. Luego de buscar e indagar todas las cosas, y al no
encontrar un sentido de vida, el Predicador vuelve sus pasos cansa-
dos hacia Dios, el Único que es digno de su confianza. Dios corre-
girá nuestra vida. De la manera en que el Predicador ha vuelto sus
pasos hacia su Creador, es importante que podamos nosotros dar un
paso hacia el Señor.
La tipología de Cristo en Eclesiastés
Eclesiastés
Nuevo Testamento
El sabio
pobre
“…una pequeña ciudad… se halla en
ella un hombre pobre, sabio, el cual libra
a la ciudad con su sabiduría…”(9:14~16).
“…Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención”(1 Co. 1:30).
“…nuestro Señor Jesucristo, que se hizo pobre, siendo rico, para
que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”(2 Co. 8:9).
El Creador
“Acuérdate de tu Creador en los días de
tu juventud …”(12:1).
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios…Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho”(Jn. 1:1-3).