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I n t r o d u c c i ó n B í b l i c a
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no entendía los tiempos, se rebela contra Babilonia, y como consecuen-
cia, son destruidos por esta gran potencia y llevados cautivos a su imperio.
El rey Ciro de Persia derriba el Imperio Babilónico. Ciro extiende una
política generosa hacia los pueblos minoritarios, permitiendo que los
prisioneros de Babilonia puedan retornar a sus naciones. En esta épo-
ca, el líder de Judá era Sesbasar. Es probable que haya sido un funciona-
rio judío. Era costumbre de esos tiempos que los pueblos minoritarios
llevaran nombres babilónicos, por lo que podemos pensar que Sesbasar
era la misma persona que Zorobabel. Ambos eran gobernadores (Esd.
5:14; Hag. 1:1; 2:2); y echaron los cimientos del templo (Esd. 5:16; Hag.
1:14-15; Zac. 4:6-10). Sin embargo, hay personas que sostienen que el
funcionario Sesbasar y el gran líder judío Zorobabel eran dos personas
diferentes. Estos últimos explican que la obra que comenzó con Ses-
basar no fue exitoso, por lo que Zorobabel retomó la obra y comenzó a
construirla nuevamente.
¿Por qué hay diferencias en los números?(2:64)
La lista de nombres de los que han retornado a Jerusalén y se encuentra
en Esdras capítulo 2 coincide mucho con la de Nehemías (7:6-73). Lla-
ma la atención que hayan incluido a aquellos que desconocen quiénes
son sus padres y antepasados, y a los sacerdotes que por desconocer su
origen, no pueden ejercer su función sacerdotal. Hubo muchos esclavos
que siguieron al pueblo de Israel. Entonces, cómo es que han concluido
que fueron cuarenta y dos mil trescientos sesenta los que han retornado
a Jerusalén, según Esdras? Aunque incluyéramos a los hijos, con la lista
que menciona en el capítulo 2, apenas suman treinta mil personas. Ne-
hemías menciona un número aproximado de treinta y un mil personas.
Existe una diferencia de unas doce mil personas, que puede tratarse de
mujeres, niños y sacerdotes inmundos (Esd. 2:62-63). Sin embargo, lo
más probable es que la diferencia de números se deba a un error de co-
pias del manuscrito.
La reconstrucción del templo (Caps. 3-6)
El sacerdote Jesús y el líder Zorobabel emprenden la gran obra de la re-
construcción de la ciudad de Jerusalén y el templo. Lo primero que ellos
hacen es levantar un altar para presentar holocaustos a Dios. Y luego,
echan los cimientos de la casa de Dios. Sin embargo, la obra no es fácil.
Hubo varios intentos de detener la obra durante varios reinados, que al
no haber sido registrados cronológicamente, se nos puede crear una con-
fusión. El primer intento fue durante el reinado del rey Ciro (559-530
a.C). En esta ocasión, los enemigos de Israel ofrecen su ‘ayuda’, tratan-
do de impedir la construcción (4:1-3). Cuando el pueblo de Dios rechaza
su petición, ellos comienzan a poner impedimentos, desanimando a los
trabajadores y divulgando una información falsa (4:4). Es por ello que la
obra se detiene hasta un nuevo mandato del rey Darío (521-486 a.C) (4:5).