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Según el orden cronológico, debería continuar el capítulo 5, en el que el
rey Darío ordena la reconstrucción del templo. Sin embargo, Esdras in-
cluye aquí lo que ocurre después de la construcción de la casa de Dios,
es decir, los dos casos de interferencia de parte de los enemigos bajo el
rey Asuero del Imperio Persa (4:6, 485-465 a.C.) y el rey Artajerjes (464-
424 a.C). Los enemigos interfieren en la construcción de los muros de
la ciudad de Jerusalén. Mandan una carta a Artajerjes I, acusando falsa-
mente que los judíos reconstruyen los muros de defensa para rebelarse
contra el Imperio Persa (4:7-16). Luego de investigar el caso, el rey or-
dena detener la obra, por el motivo de que en el pasado, los judíos se ha-
bían ‘rebelado’ (4:17-21).
El capítulo 5 de Esdras registra sobre la reconstrucción del templo, que
concluye en el año 520 a.C. Los profetas Hageo y Zacarías exhorta al
pueblo a retomar la edificación del templo (Zac. 5:1-2; Hag. 1:1-11; Zac.
Cap. 1). Pero los funcionarios que se oponen a esto, escriben una car-
ta al rey Darío. Sin embargo, el rey manda a buscar en la casa de los te-
soros y descubre que el rey Ciro había mandado a reedificar el templo
y los muros de Jerusalén, además de proveerles los gastos de construc-
ción (5:1-6:12). El templo fue terminado de construir casi setenta años
después de ser destruido (6:15), y un mes después celebran las Pascuas.
El segundo templo tiene una semejanza con el de Salomón, pero está va-
cío en el Lugar Santísimo, debido a que habían perdido el arca del pac-
to y no sabían en dónde se encontraba. Los ancianos que recuerdan el
primer templo se sienten desilusionados del segundo (Hag. 2:3), sin em-
bargo, este último perduró por mucho más tiempo que el de Salomón.
El retorno de Esdras (Caps. 7-10)
Los enemigos escriben una carta al rey Artajerjes y la obra se detiene
desde el año 458 a.C. Es en este punto que Esdras pide al rey volver a
Jerusalén. Siendo un descendiente directo del sumo sacerdote Aarón y
diligente en la ley de Dios, toma la decisión de enseñar la ley a los ju-
díos. Todavía eran muchos los judíos que vivían en Babilonia. Así que
tenía deseos de volver con un buen grupo a Judá; reanudar la construc-
ción y establecer la obra.
Esdras convoca a los judíos a la orilla del río Ahava, y luego de orar y
ayunar, emprenden el viaje hacia Jerusalén. Pero al llegar allí, ve que los
que habían retornado, se habían casado con mujeres de naciones vecinas
y vivían como los gentiles. Lejos de santificarse la ciudad de Dios, ha-
bían caído en la idolatría y en las religiones paganas de Canaán (9:1-4).
Esdras ora por mucho tiempo, con todas sus fuerzas. Y los que se habían
apartado de Jehová vuelven arrepentidos, comprometidos a obedecer la
exhortación de Esdras. La última parte del libro lleva una lista extensa
de las personas que prometen despedir a las mujeres gentiles.