Página 9 - TCD_SEPT2014-AVANCES

Versión de HTML Básico

13
El capítulo 3 de la primera carta de Juan contiene
tres mensajes muy valiosos sobre los hijos de Dios
que son: “¿Cómo nace el hijo de Dios?”, “¿Cómo son
los hijos de Dios?”, “¿Cuáles son los sueños y la vi-
sión de Sus hijos?”.
El nacimiento del Hijo de Dios
Si leemos el primer versículo detenidamente, nota-
remos que revela cómo nace el hijo de Dios. Y si re-
flexionamos conectando “Padre”, “amor”, “hijos de
Dios” podemos saber que Sus hijos existen por el
amor del Dios Padre. En aquel entonces, los gnósti-
cos cristianos sostenían que debíamos tener un co-
nocimiento divino para poder ser hijos de Dios. Pero
el Apóstol Juan clamó que sólo el amor de Dios nos
hace sus hijos.
Dios nos amó tanto que envió a Su único Hijo Je-
sús quien al morir en la cruz nos abrió el camino pa-
ra que seamos los hijos de Dios. No fue por mérito
nuestro, ni por un intelecto maravilloso, ni por nues-
tra voluntad, ni por nuestra sabiduría. Fue única-
mente por el amor que Dios nos tenía. Por ese amor
Dios mandó a Su Hijo Jesucristo que no tenía ningún
pecado e hizo que muriera en la cruz para limpiar-
nos con su sangre preciosa. Es por ese amor que tuvi-
mos la oportunidad de ser los hijos de Dios. ¡Aleluya!
Crea y proclame que somos hijos de Dios por ese
amor, porque la única manera de eliminar el obstá-
culo que obstruye nuestra adoración es quedando
profundamente conmovido con este hecho. Necesi-
tamos sentir esto para que se abra nuestro camino
hacia Dios y para poder seguir el camino correcto.
No elegiremos lo correcto solo porque alguien nos
aconseje o nos reproche. Por el contrario, el senti-
miento y el amor hacia Dios deben rebosar para po-
der elegir el buen camino.
El privilegio de los hijos de Dios
Es hijo de Dios quien cree en Jesús. Y ser hijos de
Dios quiere decir que Él jamás nos abandonará. Por
ende, pase lo que pase no necesitamos afligirnos, ni
frustrarnos. El secreto para poder vivir con mucha
vitalidad en cualquier situación es por la seguridad
de que nunca nos dejará porque nos ama y nos ha
escogido para que seamos sus hijos. Es por la segu-
ridad que tenemos de que ni la muerte nos podrá