Página 12 - AVANCES_DIC2014TCD

Versión de HTML Básico

16
L o v e S o n a t a
Lo c­orrecto es que aprendamos ese gran amor y nos ame-
mos los unos a los otros”.
Tercero, porque Dios aún nos ama inalterablemente (vv.
11-12). “Amados, si Dios así nos ha amado, también debe-
mos amarnos unos a otros” (v. 11). Cuando nos amamos en-
tre nosotros, podemos conocer a Dios. Nadie de nosotros
lo ha visto, pero podremos verlo cuando amemos a quien
no podemos amar, perdonemos al imperdonable y acepte-
mos al inaceptable.
La unión que se concreta por el Espíritu
Podemos permanecer en Dios a través de la confesión de
amor hacia Jesucristo. Sin embargo, con la sola fuerza del
hombre no podemos confesar que Jesús es nuestro Salva-
dor. “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu
de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»” (Ro-
manos 8:15). Solamente con el Espíritu podemos llamar
Padre a Dios, y Salvador a Jesús. Dicho en otras palabras,
nosotros permanecemos en Dios y Dios permanece en no-
sotros gracias al Espíritu (1 Juan 4:13-16). Dios está dentro
de nosotros y nosotros estamos en Él. “Yo estoy a la puerta
y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y
cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). ¡Cuán mís-
tica es esta “unión”!
En Juan 17:22-23 Jesús ora a Dios: “Yo les he dado la gloria
que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos
uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en uni-
dad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que
los has amado a ellos como también a mí me has amado”.
Dios y Jesús son uno, y Jesús y nosotros somos uno. Así co-
mo Él y nosotros somos uno, y Jesús y Dios son uno, noso-
tros somos uno con Dios.
Cuando nos amamos entre nosotros, podemos conocer a Dios.
Cuando amemos a quien no podemos amar,
cuando perdonemos al imperdonable, y aceptemos al inaceptable;
podremos ver a Dios en ese amor.
Dicho en otras palabras, nosotros permanecemos en Dios
y Dios permanece en nosotros gracias al Espíritu.