Página 9 - AVANCES-TCDVVJUL2014

Versión de HTML Básico

14
abrazará sin hacernos notar que estamos sucios. Todo el que haya sentido este
amor puede abrazar a otro, incluso hacia quien le odia o le complique la vida.
No lo podemos hacer con nuestro amor; pero, sí con el amor de Dios. El amor
maduro es el que acepta y abraza a todos; y un amor así tiene poder, de derretir
y ablandar a las personas, de abrir los corazones.
····· El amor que se conoce por completo
Conocer en parte no es un conocimiento perfecto. El entendimiento sobre
uno mismo es parcial, como también lo sería aquello que amamos. Esto se debe
a que jamás hemos visto algo en su totalidad o ¿acaso alguno de nosotros ha vis-
to la película entera sobre la salvación? Nuestra salvación es tan sólo una parte
de toda esa historia. No lo sabemos todo sobr­e el Reino de Dios y el fin de los
tiempos, ni lo que representa el Apocalipsis, porque carecemos de la capacidad
de saberlo todo. Por eso distorsionamos y malinterpretamos la verdad. Sin em-
bargo, vendrá el día en que todo lo conozcamos a la perfección.
El Señor nos conoce y nos comprende completamente: qué nos duele, por qué
estamos tristes o afligidos, qué nos disgusta, a qué le tememos, qué nos agrada,
qué deseamos y qué sabemos hacer bien; Él todo lo sabe. Si nos conociéramos tal
como el Señor nos conoce, podríamos amarnos a nosotros mismos como Él nos
ama, y así amar al prójimo como a nosotros mismos... Éste es el amor maduro.
····· Un amor sin faltas, abundante
El amor maduro no tiene faltas; pero, el amor humano tiene muchas. Es por
eso que, aunque recibamos y recibamos, nunca nos conformaremos; nos volve-
mos insaciables. En cambio, el amor de Dios no tiene faltas. Así como lo confe-
só David:
Jehová es mi pastor; nada me faltará
(Salmos 23:1), el amor del Señor no
carece de nada, y su abundan-
cia llena todas nuestras faltas.
Por eso, su amor no nos deja
sedientos e insaciados.
Es posible observar el abun-
dante amor de Dios durante las
bodas de Caná (Juan 2:1-12).
Jesús asistió a un humilde ca-
samiento en un pueblito. ¿Qué
haríamos nosotros? Si no fue-
ra una reunión con personas
importantes tal vez no hubié-
L o v e S o n a t a
Si nos conociéramos tal como el Señor nos conoce,
podríamos amarnos a nosotros mismos como Él nos ama,
y así amar al prójimo como a nosotros mismos...
El amor maduro es aquél que puede abrazar, incluso a quien nos odia o nos complique la vida.