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L o v e S o n a t a
exigen lo que les pertenece y se marchan. No saben ser conside-
rados con los demás, ni escuchan a otros.
Aquél que parece un niño tendrá un amor inmaduro. Esta cla-
se de amor se descontenta y cambia con facilidad. Es un amor
egoísta que se destruye rápido por lo superficial que es. Está lle-
no de errores y causa mucho dolor y heridas.
…El amor que escucha atentamente y es considerado
¿ Entonces cuál es un amor maduro? Es el que llega a su ple-
nitud por medio de mucho entrenamiento y moldeamiento. No
lo puede desarrollar un niño, sino un adulto. Alguien maduro tie-
ne una manera de hablar diferente; se expresa como un adulto.
Cuando somos pequeños hacemos ruido y balbuceamos, sin sa-
ber si decimos mal las cosas. No obstante, al llegar a la adultez,
nos comunicamos por medio de las palabras, poniéndoles mucho
significado y añadiéndole imaginación; incluso llegamos a con-
vertirlas en hermosas poesías abstractas. Las palabras del adulto
maduro no son vulgares ni crudas; por el contrario, tienen una
hermosa moderación. El verdadero adulto sabe discernir entre
lo que debe y no debe decir. Como conoce la importancia de la
palabra no habla sin pensar, y sabe medirse.
Una persona así escucha al prójimo, pues
es una característica del amor maduro. Jesús
nos escucha con mucho cuidado, como con
Zaqueo, quien se trepó a un árbol, porque no
llegaba a ver al Maestro. Tenía muchas dudas;
pero, era muy difícil llegar a Jesús. En ese mo-
mento, el Señor lo llama: “Zaqueo, date pri-
sa, desciende, porque hoy es necesario que me
hospede en tu casa”. ¡Cuánto se habrá alegra-
do Zaqueo! Jesús prestó atención a todo lo que
decía él, quien era considerado un pecador, y
luego dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta
Quien parece un niño,
tendrá un amor inmaduro.
Un amor así se descontenta
y cambia con facilidad.
Es un amor egoísta.
Un amor inmaduro se destruye
rápido por lo superficial que es.
Está lleno de errores.
Causa mucho dolor y heridas.