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I n t r o d u c c i ó n b í b l i c a
que todos los demás quedan exentos de esta elección. “Edom” simboliza a per-
sonas que han escogido otro camino. Dios rechaza a los impíos que viven en una
tierra de impiedad. El tema central de Malaquías es que si el hombre no cambia
la actitud de su corazón, terminará en la misma situación que Edom.
El pecado del sacerdote, el pecado del pueblo (1:6-2:17)
Los sacerdotes no temían a Dios y menosprecian los sacrificios. Profanaban
el altar del Señor con un holocausto imperfecto, e incluso se quejaban de lo fas-
tidioso que era para ellos todo eso. Por tal motivo, antes que recibir una ofren-
da sin dedicación, Dios prefería cerrar las puertas del santuario. El hecho de ir
al templo no haría al hombre más sant, pues solamente el culto de corazón lo
puede acercar a Dios. Jehová rechaza los ritos sin dedicación. Dice que echaría
sobre el rostro de la gente el estiércol de los animales y la arrojaría con estos.
El pueblo de Israel tenía el deber de guardar la pureza. Los hijos debían na-
cer de una sola mujer para preservar la fe. No obstante, hay algunos que se han
casado con mujeres gentiles, e incluso se han inclinado ante sus dioses. Para es-
to, pidieron el divorcio a sus repectivas esposas, desechando la verdadera fe en
Dios y yendo tras dioses ajenos. Antes de preguntar por qué no hay justicia en
este mundo y por qué Dios no castiga a los impíos, el hombre debe revisar pri-
mero su casa, y luego edificarla en el Señor.
No engañéis a Dios (cap. 3)
Dios asegura que ciertamente vendría el día en que se establezca su justicia.
Esta sería instaurada por encima de la cabeza del pueblo. Así lo haría Jehová. Él
castigaría a los hechiceros y adúlteros, a los que juraban mentira, a los que de-
fraudaban en el salario, a los que hacían injusticia a los débiles de la sociedad.
Justamente ellos son los que no tenían temor de Dios. Él desea que se cuide a los
más débiles, que se les garanticen sus derechos, que exista sinceridad para con
el cónyuge, que se rechace cualquier hechicería y se respete a Dios.
Nadie puede engañar a Dios. Sin embargo todo el pueblo se quejaba de que
vano era adorarle y que no aprovechaba para nada, mientras, engañaban con los
diezmos y las ofrendas, robándole a Dios. La razón por la que se adora a Dios no
es para conseguir algún beneficio personal.
El día de Jehová, grande y terrible (cap. 4)
Dios conoce la verdad. Es por ello que Él estaría con los que sirven con inte-
gridad. Pronto vendría el día del juicio. En ese día, los que habían rechazado a
Dios, se consumirían en el horno ardiente; pero, los que habían seguido al Se-
ñor, recbirían los rayos del sol de la sanidad y de la salvación. Sin embargo, antes,
Dios enviaría a aquel que tuviera “el corazón y el poder de Elías” (Mateo 11:13-
14; Lucas 1:17) para enseñar al pueblo.