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Introducción bíblica
El amor y el llamadomásgrande
Para el cristiano sólo hay una forma de dar frutos. Así como el pámpano
permanece en la vid, debemos permanecer en el amor de Jesús. El Hijo
de Dios va al Padre, pero no nos dejará como a huérfanos, sino que nos
ha prometido enviar al Consolador, al Espíritu Santo. Jesús demostró el
más grande amor, al dar la vida por Sus amigos. Luego de resucitar, se
encuentra con sus discípulos para llamarlos nuevamente al ministerio.
Juan (3)
Que os améis unos a otros (cap. 15)
Las últimas palabras de Jesús en la última cena pascual, fueron: “Levan-
taos, vamos de aquí” (14:31). Esto nos da a entender que se dirigirá in-
mediatamente al huerto de Getsemaní. Entonces, las enseñanzas que
encontramos de los capítulos 15 al 17 y su instrucción sobre la oración,
¿las habrá entregado en el camino a Getsemaní? Considerando su exten-
sión, es poca la posibilidad de que haya sido así. La frase “vamos de aquí”
pudo haber sido un llamado de atención. Quiso decir que era tiempo de
actuar, de tomar las armaduras espirituales para confrontar a las potes-
tades de las tinieblas. Es por ello que los capítulos siguientes tratan sobre
las cosas que deben poner en práctica los discípulos: permanecer en Je-
sús, quien es la vid verdadera, para dar frutos.
El Antiguo Testamento describe a Israel muchas veces como una vid.
(Is. Cap. 5). Sin embargo, Israel no cumplió la voluntad de Dios ni llegó
al parámetro que su Creador había impuesto, por ello, vino Jesús. Él es
la vid verdadera, y dará frutos para Su Padre, quien es el Labrador. To-
dos los creyentes pueden ser el pámpano injerto en Jesús y dar frutos co-
mo Él. El Señor escogió a Sus discípulos, los envió al mundo y les dijo
que dieran frutos. Ellos lo podrán hacer cuando hayan echado raíces de
amor en su Maestro.
Confiad (cap. 16)
Si echamos raíces en Jesús, el mundo nos aborrecerá. Así como el mundo
aborrece a Jesús, también aborrecerá a los discípulos. Serán perseguidos,
expulsados de las sinagogas. Pero ellos podrán soportarlo, gracias al Es-
píritu Santo enviado por su Maestro. Jesús ya ha vencido al mundo. Es-
tas palabras las dijo antes de cargar con la cruz, pero de todos modos, Su
victoria estaba garantizada.