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Una hermosa elección (1) del pastor Lee Dong Won
Ser un siervo voluntariamente
A pesar de que Pablo conoce a Jesús y pasa a ser hombre libre, decla-
ra que renuncia a la libertad: “[...] me he hecho esclavo de todos” (v.
19). En el Antiguo Testamento (Éxodo 21:2-6) podemos hallar referen-
cia sobre quienes se vuelven siervos y se llaman “siervo de la libertad”
o “siervo voluntario”. Para los judíos de aquella época, luego de ser-
vir seis años a su amo, el esclavo pasaba a ser libre en el séptimo año,
que era el del reposo. Pero si al séptimo año renunciaba a su libertad
por amor a su amo, entonces éste debía llevarlo ante Dios y atravesarle
la oreja con un punzón, cuyo símbolo significaba que sería su esclavo
hasta la muerte. Luego de esto el amo debía tratarlo como un hijo. És-
te es un derecho que goza quien voluntariamente acepta ser un siervo.
Pablo se llama a sí mismo “siervo de Cristo Jesús” (Romanos 1:1). Dios
considera a quienes se declaran Sus siervos, voluntariamente, como hi-
jos especiales; como a Pablo, y los utiliza como Sus enviados. Así, pode-
mos ver que todos aquellos que a lo largo de la historia cristiana obraron
para extender el Reino de Dios, eran siervos voluntarios. Si deseamos
ser utilizados por Dios debemos abandonar nuestro ser; y Dios decidi-
rá en qué medida hacer uso de nosotros, dependiendo de la medida de
libertad a la que renunciemos.